Beneficios del administrador profesional en el fraccionamiento.
Administrar el fraccionamiento puede ser un verdadero problema, especialmente cuando la labor recae en vecinos voluntarios que no poseen experiencia en el ramo.
Organizar a los vecinos, pagar servicios, mantener limpio el fraccionamiento, cobrar cuotas de mantenimiento, buscar proveedores que ofrezcan calidad y buen precio, resolver conflictos con el sistema de vigilancia o entre los propios vecinos, son las tareas que todos los días debe ejecutar la(s) persona(s) que quedan a cargo de la administración del fraccionamiento. Cada colonia se organiza de forma diferente, lo común es que existan dos opciones: El propio comité de colonos responde a estas necesidades o se contrata a un administrador profesional para que las atienda.
En la actualidad, pareciera que lo más frecuente es que el propio Comité de Colonos resuelva todos los aspectos de la administración. La principal ventaja de este esquema es que los vecinos ahorran lo correspondiente a los honorarios de un profesional; otra ventaja, en caso de contar con una comunidad muy participativa, es que, conforme cambia el Comité en turno, los propios vecinos conocen el funcionamiento interno que implica la administración de su colonia.
Pero este modelo administrativo también conlleva una serie de desventajas a mediano y largo plazo. Cuando la comunidad es poco colaborativa, por ejemplo, se corre el riesgo de tener puestos vacíos en el Comité de Colonos y/o extender el tiempo asignado a los cargos para mantener a las mismas personas en sus puestos; esto puede traer consecuencias serias como la de concentrar tanto el dinero como la información en unas cuantas personas, con riesgos como el manejo inapropiado de los recursos, la existencia de desgaste mental y emocional por la carga que implica la administración, relaciones vecinales deterioradas porque, al ser juez y parte, siempre se corre el riesgo de que el vecino en el cargo se exponga a la crítica insana para él y su familia.
En el segundo modelo, con la presencia de un administrador profesional, que no sea un vecino, se tienen algunas ventajas: la persona se puede dedicar completamente a su función, y no sólo en los pocos tiempos libres, como sería el caso de un vecino con la mejor de las intenciones. Al administrador profesional se le puede exigir resultados, pues ha sido contratado para ello, mientras que a un vecino, que asume un cargo Honorario y gratuito, no se le puede pedir eso, además cuando el administrador no cumple con las expectativas del Comité Vecinal es sencillo reemplazarlo. Así, se garantiza que las decisiones de un externo sean imparciales y transparentes, evitando las controversias entre los vecinos; además los recursos económicos se manejan por una empresa legalmente constituida y sin intereses en el fraccionamiento, pues el dinero se deposita en una cuenta que le es propia a la colonia y comúnmente cuentan con la tecnología e infraestructura necesaria para dar orden y transparencia en los recursos económicos.
Cada administrador profesional maneja el proceso con ciertas variantes, pero en forma común, todos ellos solicitan, al ingresar en funciones, los reportes financieros de los administradores anteriores, la relación de los gatos fijos que tiene la colonia, los empleados, servicios y empresas que se supervisarán (compañía de vigilancia, jardineros, personal de aseo, etc-). Los honorarios suelen variar dependiendo del tamaño del fraccionamiento, de lo que implique gestionar sus recursos y operar en las áreas comunes.
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